La expresión de un novedoso sistema educativo se materializó a través de una arquitectura igualmente renovadora, no tanto por el lenguaje utilizado como por su configuración y estructura. El hecho de ubicarse en una zona perimetral respecto al centro urbano posibilitó la ocupación de una amplia parcela en contacto directo con la naturaleza, también presente en el centro educativo mediante unos extensos jardines -con abundante mobiliario de fábrica que propicia su uso efectivo-, a la vez que vienen a unir los diferentes edificios e instalaciones que integran el centro educativo: áreas deportivas, piscina, biblioteca, comedores o el anfiteatro donde tienen lugar actos y celebraciones al aire libre, aspecto éste que se quiso potenciar en este centro, donde la mayoría de los estudiantes permanecían en régimen de media pensión.
En los interiores destacan la amplitud espacial y la optimización de la iluminación natural, suministrada mediante lucernarios acristalados emplazados en las azoteas o mediante amplios ventanales regulados mediante el uso de láminas oblícuas de hormigón armado desnudo, material éste que predomina en los exteriores de este centro educativo. Se hizo uso abundante del hormigón armado y visto constituyendo alardes técnicos -característicos de la época-, reduciendo al mínimo los elementos de soporte, por ejemplo, de las escaleras.
También es frecuente el empleo de plantas diáfanas enmarcadas por los pilares férreos que sustentan las plantas superiores, sirviendo éstas de transición entre los espacios interiores y los exteriores. La vidriera que ilumina la caja de la escalera principal constituye otro elemento valioso e interesante como exponente de la estética moderna características de estos años.
FRM