Construida entre 1983 y 1985, la Casa de la Cultura de Fuengirola conforma una de las más destacadas actuaciones destinadas a la dotación de equipamientos básicos a municipios de la provincia malagueña en la década de los ochenta. Responde en su configuración formal a la necesidad de ofrecer una imagen de lo institucional culturalmente identificable por la ciudadanía, a través de ciertos elementos simbólicos como el frontón triangular o las galerías y pórticos. Estos hacen explícita la idea de una arquitectura asociable a la nueva realidad socio-política, pero también de un espacio donde parece detenerse el tiempo. Son esos elementos simbólicos, el frontón y la galería-pórtico, los que permiten formalizar de manera abstracta la tipología del edificio cívico, como constantes de la arquitectura mediterránea que formarían parte de la secular cultura popular. Además, permeabilizan totalmente la fachada permitiendo incorporar el espacio de la calle al interior del edificio. Finalmente, el color revindica su lugar como elemento intrínseco al ejercicio arquitectónico, cultivándose mediante el tratamiento material diferenciado de las distintas superficies.
IVV