En la misma calle donde se estaba construyendo el Teatro Cine Torcal, a solo dos números de distancia, y en los mismos años, Daniel Rubio, quien dirigirá las obras del edificio de ocio, firma el proyecto de un nuevo edificio racionalista en la ciudad. En fuerte y paradójico contraste, el mismo arquitecto era el autor de la regionalista sede de la Caja de Ahorros de Antequera, el edificio que separa ambas obras adscritas a sendos lenguajes del movimiento moderno, haciendo de esta céntrica calle antequerana, un singular catálogo arquitectónico.
El encargo original de la sociedad “Hidráulica Andaluza”, encargada del alumbrado público de la ciudad, estaba destinado a albergar sus oficinas y talleres. Posteriormente el edificio, adquirido por la entidad bancaria de la Caja de Ahorros de Antequera, se convertiría en biblioteca pública.
Dispuesto en un solar irregular en esquina, el edificio abre su entrada principal en chaflán, desplegando sus fachadas laterales en las calles Cantareros -donde se dispone una entrada secundaria- y Herrezuelos, en una distribución asimétrica de alturas: planta baja y dos pisos, en la primera de las vías y un único piso, sumado a la planta baja, en la segunda. Un zócalo pétreo perimetra toda la planta por debajo de los vanos y se eleva para conformar un sencillo recerco a la entrada. Por encima de aquel, bandas horizontales de ladrillo cerámico aplantillado organizan los paramentos de la planta baja, mientras permanecen lisos en el resto de alturas. Los numerosos huecos de ventanas en disposición ordenada aligeran la sobriedad del muro. Sendas cornisas cierran con contundencia los dos niveles de altura, destacando el vuelo pronunciado de la mayor.
La sobriedad compositiva, la limpieza volumétrica, la ausencia de decoración epidérmica, el protagonismo sutil de los elementos arquitectónicos –bandas horizontales, líneas de imposta, listados de ladrillo cerámico vistos flanqueando los vanos en eje con la entrada, el ligerísimo retranqueo del vano de entrada resguardado por el adintelado que ejerce de pseudo-marquesina–, la elegante bicromía, redundan en el carácter funcional del edificio.
BRG